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Referencia: 280863-0756
Marca: Corvus Belli
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Devolución hasta 15 días después de la entrega
Caja con 4 miniaturas: Jaguar (Panzerfaust), Jaguar (Light Shotgun), Jaguar (Chain Rifle), Jaguar (DA CCW)
Los Jaguares son otra de las genialidades de Juan Sarmiento, el célebre ?General Mexicano?, uno de los fundadores del Mando Jurisdiccional de Corregidor. Mientras todo el mundo consideraba que las maras, las organizaciones pandilleras de Lazareto, eran un problema, él supo verlas como una fuente inagotable de tíos duros, encallecidos por las luchas callejeras y con el instinto de combate de un felino rabioso. Como en Corregidor no se andan con tonterías, cuando los Alguaciles a las órdenes de Sarmiento atrapaban a un vato o tsotsi que fuera prometedor, le daban a escoger: o el paseo eterno sin traje de vacío, o sumarse a la nueva unidad experimental Jaguar. Aquellos que escogían la segunda opción tardaban poco en arrepentirse de haberlo hecho. Los instructores de los Jaguares tenían el desafío de coger a ese puñado de rebeldes que formaban parte de maras rivales y convertirlos en un grupo cohesionado y funcional. El método para lograrlo era sencillo: hacer que odiaran tanto a los instructores que olvidaran que el compañero que tenían al lado el día de ayer era un enemigo. Orientados como fuerza de asalto en entornos cerrados, se hizo especial hincapié en su formación en combate cuerpo a cuerpo, en la que todos los reclutas se afanaban en sus intentos de apalizar a sus instructores. Allí les enseñaron tácticas de combate y todo tipo de procedimientos y técnicas militares, pero lo que aprendieron en realidad fue más brutalidad, crueldad y violencia.
Una vez graduados y convertidos en una unidad, los Jaguares fueron desplegados en Lazareto, en aquellos módulos de los que procedían, donde reemplazaron a los Alguaciles en ciertas tareas policiales. Los Jaguares adoptaron un rol salomónico, abortando guerras de bandas y dejando hacer a las maras mientras sus negocios no causaran disturbios. Pero no es su rol policial el aspecto relevante de los Jaguares. Donde realmente destacan, la verdadera razón de su existencia, es en su papel como fuerza de choque, siendo los favoritos del Alto Mando por la garra con la que encaran el combate. Sin embargo, a veces, su ímpetu y energía los llevan un paso más allá de lo deseado por Control de Misión. Cuando van tan lanzados hacia el enemigo, con esa fuerza tan característica suya, no perciben el entorno táctico completo, limitándose a fijar sólo los objetivos más inmediatos. Los Jaguares desbordan energía, pero necesitan regular un poco. Les resulta difícil controlarse, porque ansían la victoria a cualquier precio y cuando entran en combustión olvídate ya de poder detenerlos.
“Escogimos este nombre porque pelean como jaguares puestos hasta arriba de nitrocaína.”
Juan Sarmiento, el “General Mexicano”. Declaración recogida durante un descanso de las reuniones organizativas del Mando Jurisdiccional de Corregidor. Praesidio. Corregidor.
Los Jaguares son otra de las genialidades de Juan Sarmiento, el célebre “General Mexicano”, uno de los fundadores del Mando Jurisdiccional de Corregidor. Mientras todo el mundo consideraba que las maras, las organizaciones pandilleras de Lazareto, eran un problema, él supo verlas como una fuente inagotable de tíos duros, encallecidos por las luchas callejeras y con el instinto de combate de un felino rabioso. Como en Corregidor no se andan con tonterías, cuando los Alguaciles a las órdenes de Sarmiento atrapaban a un vato o tsotsi que fuera prometedor, le daban a escoger: o el paseo eterno sin traje de vacío, o sumarse a la nueva unidad experimental Jaguar. Aquellos que escogían la segunda opción tardaban poco en arrepentirse de haberlo hecho. Los instructores de los Jaguares tenían el desafío de coger a ese puñado de rebeldes que formaban parte de maras rivales y convertirlos en un grupo cohesionado y funcional. El método para lograrlo era sencillo: hacer que odiaran tanto a los instructores que olvidaran que el compañero que tenían al lado el día de ayer era un enemigo. Orientados como fuerza de asalto en entornos cerrados, se hizo especial hincapié en su formación en combate cuerpo a cuerpo, en la que todos los reclutas se afanaban en sus intentos de apalizar a sus instructores. Allí les enseñaron tácticas de combate y todo tipo de procedimientos y técnicas militares, pero lo que aprendieron en realidad fue más brutalidad, crueldad y violencia.
Una vez graduados y convertidos en una unidad, los Jaguares fueron desplegados en Lazareto, en aquellos módulos de los que procedían, donde reemplazaron a los Alguaciles en ciertas tareas policiales. Los Jaguares adoptaron un rol salomónico, abortando guerras de bandas y dejando hacer a las maras mientras sus negocios no causaran disturbios. Pero no es su rol policial el aspecto relevante de los Jaguares. Donde realmente destacan, la verdadera razón de su existencia, es en su papel como fuerza de choque, siendo los favoritos del Alto Mando por la garra con la que encaran el combate. Sin embargo, a veces, su ímpetu y energía los llevan un paso más allá de lo deseado por Control de Misión. Cuando van tan lanzados hacia el enemigo, con esa fuerza tan característica suya, no perciben el entorno táctico completo, limitándose a fijar sólo los objetivos más inmediatos. Los Jaguares desbordan energía, pero necesitan regular un poco. Les resulta difícil controlarse, porque ansían la victoria a cualquier precio y cuando entran en combustión olvídate ya de poder detenerlos.
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